Un día en el parque vivió el pasado sábado uno de los momentos más importantes de su proyección cinematográfica. El corto, realizado por Diego Porral, fue uno de los nominados de la 32ª edición de los premios Goya, que tuvieron lugar el pasado sábado en Madrid. Aunque finalmente no pudo ser, el trabajo se quedó a las puertas de lograr ‘el cabezón’ al Mejor Cortometraje de Animación. Se llevó el gato al agua, Woody & Woody, de Jaume Carrió, corto en el que un joven Woody Allen conversa con otro Woody Allen octogenario. El resto de nominados fueron “Colores”, de Arly Jones y Sami Natsheh y “El Ermitaño”, de Raúl Díez.
El corto ha tenido relevancia dentro del sector del neumático debido a que fue uno de los finalistas del concurso “Rueda por el Cambio”, convocado el año pasado por SIGNUS Ecovalor, certamen que recibió más de 600 trabajos. Un día en el parque plantea, a través del humor, un “futuro distópico” poco halagüeño en el que un abuelo habla a su nieto, poco interesado en su discurso antiguo, poco relevante para él y pasado de moda.
“Un día en el parque nos viste de abuelos que sueltan las mismas peroratas y miran a los futuros nietos como animales descerebrados que no valoran el mundo en el que viven, porque todo les ha sido regalado, porque la tecnología les ha deshumanizado”, explica el autor, estudiante de tercer grado en la Escuela de Diseño de Madrid (ESNE).
Desde SIGNUS se han mostrado muy satisfechos con la trayectoria de este corto, que tuvo su proyección más importante gracias al concurso convocado por el sistema integrado de gestión. “Este corto es un ejemplo de la gran calidad de trabajos que se presentan a este concurso. Estamos muy contentos de que Un día en el parque haya tenido este importante reconocimiento de haber sido finalista en los premios Goya y desde SIGNUS, les animamos a seguir trabajando en esta línea tan importante de la concienciación”, reconocen.