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Neumáticos cristalizados, un peligro poco conocido

La cristalización puede producirse cuando nuestro vehículo pasa mucho tiempo a la intemperie, con altas temperaturas y radiación solar, con humedades bajas y por el envejecimiento del neumático.

El correcto mantenimiento de los neumáticos lleva siendo durante años uno de los caballos de batalla del sector. La revisión de la presión al menos una vez al mes (siempre en frío), el control de la profundidad y de los posibles daños externos son los tres pilares que poco a poco van calando en la sociedad, la Santísima Trinidad del mantenimiento del neumático. A pesar de ello, aún queda mucho trabajo de concienciación por hacer.

Sin embargo, hay un término con frecuencia olvidado e incluso ignorado por la práctica totalidad de los conductores: la cristalización de los neumáticos. Este fenómeno “puede producirse cuando nuestro vehículo pasa mucho tiempo a la intemperie, con altas temperaturas, radiación solar, humedades bajas o por el propio envejecimiento del neumático”.

Así lo explican desde OPEN, la Organización Profesional de Especialistas del Neumático, y advierten del peligro que puede conllevar la cristalización si no se detecta a tiempo. Al perder parte de sus propiedades químicas, la elasticidad del neumático disminuye. De esta manera, la adherencia al asfalto se resiente sobremanera, aumenta la distancia de frenado así como la probabilidad de sufrir aquaplanning, factores todos ellos que comprometen la seguridad del vehículo, de sus pasajeros y del resto de usuarios de la vía.

Afortunadamente, para evitarlo, basta con seguir una serie de recomendaciones. El aspecto exterior del neumático no cambiará ni aparecerá desgaste en la banda de rodadura. Sin embargo, una cubierta cristalizada estará completamente rígida (fruto de la pérdida de la elasticidad). Así, para comprobarlo se deberá hundir una uña del dedo en el dibujo. “Si la goma está blanda y podemos hundir la uña no está cristalizado. En el caso de que no consigamos hundirla, nuestros neumáticos habrán sufrido este peligroso proceso de cristalización y deberemos cambiarlos de inmediato”, aseguran desde OPEN.

A pesar de ello, ante la duda de una posible cristalización, la mejor solución será siempre acudir a un taller de confianza y exponer al mecánico la sospecha. “La única solución para solventar la cristalización de los neumáticos es cambiarlos por unas gomas nuevas, pudiendo después realizar algunas prevenciones -como evitar que los neumáticos reciban mucha radiación solar, se expongan a temperaturas extremas y evitar el uso de neumáticos con más de diez años de edad- para no sufrir el estado de cristalización de nuevo”, añaden desde la patronal.

Aunque algunos de los principales actores del sector entre los que se incluye OPEN consideran que los neumáticos no caducan, sí contemplan que, con el paso del tiempo, las gomas sufran una pérdida de sus propiedades como consecuencia de un almacenamiento incorrecto o por una larga exposición a las peores condiciones climatológicas. Por ello, la Organización recomienda que la cubierta que supere los cinco años de uso sea revisada por un especialista.

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