Grupo Andrés, el
distribuidor de neumáticos salmantino, avisa de que los automóviles que
se destinan a transporte escolar se enfrentan a dos peligros que son clave para la seguridad de sus
ocupantes: la presión de inflado, que suele estar por debajo del valor
correcto, y los impactos del neumático contra los bordillos derivados del
estacionamiento del vehículo.
Más de 3 millones de automóviles se destinan habitualmente
al transporte escolar. Parte de ellos son turismos particulares con más de 10
años de antigüedad que se utilizan como segundo coche y que no gozan de un gran
mantenimiento. Esta falta de cuidados, según apunta el Grupo Andrés, se focaliza especialmente en las cubiertas,
un problema que aumenta la posibilidad
de accidente por pinchazo o reventón.
Ante la problemática observada, Grupo Andrés propone a los
padres 3 recomendaciones a tener en cuenta con el inicio de los desplazamientos
escolares: ajustar la presión de los neumáticos al valor recomendado por el
fabricante en frío, para no falsear el valor correcto; controlar cualquier
signo de daño en los flancos de las cubiertas, claros signos de problemas en la
estructura de los neumáticos, y examinar la profundidad del dibujo de la
banda de rodadura.