Las comprobaciones mecánicas de un vehículo previas a un viaje deben centrarse en dos aspectos fundamentales: los elementos que unen el coche al suelo, y los relacionados con la visibilidad y la iluminación.
El mantenimiento del vehículo es una tarea que debe realizarse con asiduidad, no sólo antes de emprender un viaje. Sin embargo, ahora que se aproximan las fechas navideñas y que los desplazamientos largos son más habituales, es preciso tener en cuenta una serie de recomendaciones que provienen de la Dirección General de Tráfico (DGT), el máximo órgano de seguridad vial en España.
Según la DGT, las comprobaciones mecánicas de un vehículo previas a un viaje deben centrarse en dos aspectos fundamentales: los elementos que unen el coche al suelo, y los relacionados con la visibilidad y la iluminación. La DGT considera que el propio usuario “puede verificar los elementos más sencillos”, aunque “para una comprobación de las partes mecánicas más complejas” debe “acudir a un taller especializado”.
¿Qué tareas puede realizar el conductor?
La DGT recomienda que antes de salir hay que comprobar:
-El estado de los neumáticos. Hay que verificar la profundidad del dibujo, teniendo en cuenta que la normativa exige 1,6 mm, “aunque esperar tanto para cambiarlos no es conveniente”, señala la DGT, “puesto que si el neumático no está en buenas condiciones, la frenada se alargará en condiciones de menor adherencia”.
-El limpiaparabrisas. Tal y como subraya la DGT, las escobillas en mal estado reducen peligrosamente la visibilidad. Si dejan rastros de agua o marcas sobre el parabrisas, hay que cambiarlas. También recomienda que se compruebe el nivel de líquido en el depósito.
-El alumbrado. Hay que verificar que todas las luces e indicadores de dirección funcionan correctamente. “Para ajustar la altura del alumbrado de cruce y carretera o para cambiar una lámpara, probablemente deberá acudir al taller”, señala la Dirección General de Tráfico.
¿Qué aspectos del vehículo debe verificar el taller?
-La suspensión. Tal y como recuerda la DGT, “del sistema de suspensión depende la estabilidad del vehículo, y afecta al desgaste de los neumáticos y a la capacidad de frenado“. Por ello, el máximo órgano de Seguridad Vial en España insiste en que “conviene revisarla cada 30.000 kilómetros“. ¿Cómo saber si está fallando? Según la DGT, cuando, al pasar por un badén, el vehículo rebota más de dos veces.
-Los frenos. En el taller deben revisarnos todo el sistema de frenado (pastillas, discos…) y debemos cambiar el líquido de frenos cada 2 años, o entre 40.000 y 60.000 kilómetros. Si no están perfectamente mantenidos, la frenada se alargará y se corre el riesgo de sufrir un accidente.
-El aceite y los filtros. La correcta lubricación del motor exige cambios de aceite periódicos entre los 5.000 y los 30.000 km o cada 2 años, según el modelo. La DGT recomienda “seguir las indicaciones de mantenimiento del fabricante, también para los filtros de partículas, del aire, de combustible y del habitáculo”.