Una correcta presión y no llevar las cubiertas al límite del desgaste, aspectos fundamentales para conducir con la máxima seguridad.
A pesar de que los conductores cada vez tienen más en cuenta el correcto mantenimiento de sus cubiertas, aún son muchos los que continúan circulando con deficiencias graves, poniendo en peligro tanto su seguridad como el del resto de usuarios de la vía. Los defectos más frecuentes suelen ser llevar una presión incorrecta o apurar la banda de rodadura por debajo del límite legal permitido (1,6 mm), factores que conllevan una importante pérdida de la adherencia así como un incremento de la distancia de frenado.
En este sentido, Bridgestone ha querido representar gráficamente las terribles consecuencias que acarrea el descuido de estos dos aspectos. Para ello, ha realizado un test comparativo dentro de circuito cerrado en el que un mismo piloto ha conducido dos vehículos iguales pero con neumáticos diferentes. En el primero, la presión no era la indicada por el fabricante y la banda de rodadura no se encontraba en óptimas condiciones. De esta manera, la pérdida de control durante el slalom puede verse que es total. La prueba de la frenada tampoco es mucho más satisfactoria, siendo imposible esquivar y frenar a tiempo el obstáculo de la calzada.
Sin embargo, el segundo vehículo -equipado con neumáticos Bridgestone en perfecto estado- es capaz de realizar ambas pruebas sin poner en peligro la seguridad, demostrando que la diferencia entre la vida y la muerte puede encontrarse en una pequeña diferencia de bares o de milímetros.