Aunque hemos publicado alguna noticia de neumáticos estallados en aviones, casi se ha logrado la seguridad total en sus aterrizajes ¡los aviones ya no pinchan!
Pero esto no fue siempre así en suelo peninsular… teníamos patriarcas que favorecían el desplazamiento terrestre. Las calzadas se trazaban sobre las pisadas de una burra. Y los ingenieros proyectaban después el trasporte de mercancías sobre esos mismos caminos. Nuestro país ha preferido durante siglos el trasporte por carretera como estrategia para su desarrollo.
El transporte de mercancías y personas tuvo un gran crecimiento ofreciendo un resultado rápido, ágil, y flexible con ahorro en tiempo y costes. Cuatro latas, seiscientos y dos caballos fueron los vehículos que componían el parque automovilístico tirando de estructuras obsoletas, y asumiendo siniestralidad y contaminación. Y por entonces, la empresa Pegaso acaparaba el trasporte en camión.
“el neumático” es un negocio que mueve más de 100.000 millones de dólares
En mis actuales compromisos laborales suelo viajar más en avión y tren que sobre asfalto. Ambos son formas de transporte en desarrollo que no despiertan demasiado interés para la industria del neumático. Los trenes descartaron hace siglos las ruedas de caucho (salvo algunos metros urbanos). Y los aeroplanos aterrizan sobre escasos neumáticos. Desde las 14 ruedas del Boeing 747 hasta las 22 de Airbus. Con una vida útil de 400 aterrizajes por goma sometida a una carga de 38 toneladas. No parece suficiente manufactura para este sector.
Pero el neumático es un negocio que mueve más de 100.000 millones de dólares en el mundo. Aunque la mayoría no sea de aviones, y venga por turismo y vehículo industrial. Los fabricantes tienen que satisfacer las demandas de sus clientes, y desde fábricas deslocalizadas los transportan por todo el mundo. Me resulta paradójico que contenedores que se mueven a diario por mar y aire estén repletos de neumáticos como mercancía.
PD: Los neumáticos de avión no deben pinchar. Carecen de cámara de aire, y van rellenos de nitrógeno seco, un gas inerte que no arde ni se congela. Además de ser un excelente compensador de presión.
