El culebrón ocasionado por la crisis y suspensión de pagos de la naviera surcoreana Hanjin, séptima del mundo y una de las mayores en movimiento de contenedores, sigue desgranando episodios que demuestran las enormes dificultades que esta situación está ocasionando a sus clientes. Uno de los últimos es el del buque Hanjin Buddha.
Este portacontenedores, que en este momento está fondeado en el muelle Príncipe Felipe del puerto de Valencia, ha tenido que regresar a este puerto, origen de su viaje, del que salió el pasado 25 de agosto dado que ningún puerto aceptaba recibirlo.
El caso concreto de una compañía que tenía depositados en el buque seis contenedores con maquinaria pesada con destino a un puerto de China, ilustra los problemas que está ocasionando esta situación.
Los costes que ha acarreado este regreso son enormes. Descargar el material y traspasarlo a otros contenedores de otra naviera, embarcarlos de nuevo, y esperar su llegada a destino, eso sí, alrededor de 50 días más tarde de lo previsto. A eso hay que añadir, aduanas, documentación, etc.
Compañías como esta que, además, necesitan equipos especiales para la manipulación de la carga, están tratando de hacer ver a seguros y cliente final que se trata de un caso de fuerza mayor (y no es el único) para posibles indemnizaciones ante las compañías de seguros –que se están viendo desbordadas por la crisis de Hanjin-, y ante el cliente, para reducir penalizaciones.